En la era digital, el desarrollo de software de salud juega un papel fundamental en la mejora de la atención médica y el bienestar de los pacientes. En este contexto, tener una alta frecuencia de despliegue, o Deployment Frequency, se ha convertido en un factor clave para el éxito de cualquier software, incluyendo el de salud.
La frecuencia de despliegue es una medición de que tan seguido los equipos de ingeniería de software despliegan cambios de código a sus clientes de manera exitosa. También ayuda a los líderes a entender la velocidad de su equipo y cuantificar el valor que está siendo entregado a los clientes.
El sector de la salud está en constante evolución, con cambios regulatorios y avances tecnológicos que exigen una adaptación rápida. Una alta frecuencia de despliegue permite a los prestadores de salud responder de manera ágil a las demandas del mercado. Se pueden implementar rápidamente nuevas características y funcionalidades que se ajusten a las necesidades cambiantes de los pacientes y profesionales de salud.
Al realizar implementaciones con mayor frecuencia, se puede detectar y abordar rápidamente cualquier problema o error. Esto permite una corrección oportuna y reduce el riesgo de que los problemas se acumulen y afecten negativamente a los pacientes.
En esta misma línea, no sólo detectamos problemas rápidamente si no que tendremos un rápida retroalimentación en todo ámbito de nuestros productos, esto permite iterar y mejorar continuamente nuestro software en función de los comentarios y sugerencias recibidas. Lo que resulta en un producto final de mayor calidad y satisfacción de los pacientes y nuestros clientes.
La rápida retroalimentación sumada a la detección temprana y el trabajar en unidades más pequeñas aportan directamente a reducir el riesgo de cambios más grandes y menos frecuentes. Es más fácil identificar los riesgos y solucionarlos rápidamente, disminuyendo así el impacto en el negocio.
Tener una frecuencia de despliegue excelente requiere que se liberen cambios múltiples veces por día. Para poder mejorar ésta métrica es necesario que analicemos varios aspectos de nuestro trabajo. Por ejemplo, un factor que afecta directamente a la frecuencia de despliegue es el tamaño de nuestras unidades de trabajo. Tratar de reducir los requerimientos a piezas más pequeñas permite desplegar antes y hará que los equipos de ingeniería puedan enfocarse en la calidad del trabajo sin afectar su velocidad de entrega. Otra razón que puede causar una baja frecuencia de despliegue es que hayan barreras innecesarias o demasiado complejas al desplegar código a producción, es aquí donde el automatizar procesos de despliegue y eliminar esas barreras se vuelve critico.
En resumen, la alta frecuencia de implementación en el desarrollo de software de salud ofrece beneficios de alto impacto. En Keirón estos beneficios nos han permitido responder rápidamente a las demandas del mercado, entregar valor más rápido a los usuarios y pacientes, identificar problemas de manera temprana, recibir retroalimentación constante y reducir el riesgo. Al adoptar prácticas que aumenten la frecuencia de despliegue y una mentalidad de mejora continua, estamos maximizando los beneficios para nuestros clientes, mejorando su experiencia y contribuyendo a alcanzar nuestro propósito de dar más acceso a los pacientes de LATAM por medio de la Tecnología.